domingo, 7 de julio de 2013

ALEA JACTA EST: CAVE CANEM


¿Quién no conoce a Idefix? Inseparable de Obelix, fiel amigo y compañero… que andaba junto a él y su amigo Asterix buscando romanos… era un canis galo que nada tenía que ver con los bababus grandes y fieros de Roma. Adorado por su amo y protegido por él nos aleja del ideal canino real de aquellos tiempos.

Si en Grecia los canes sufrieron a los antibababus, en Roma el Cave Canem (cuidado con el perro) copaba las entradas de las casas y los bababus se afianzaban como guardianes y compañeros. Aunque mayormente destacaba el uso de los bababus molosos en guerras y luchas vulgares que por aquellos tiempos estaban de moda.
Archivo:Cave canem casa poeta tragico.JPG

Dada la afición a la caza de los romanos que parecia heredada de Grecia mucho, las razas existentes no diferían demasiado.

A los perros guardianes se les denominaba “de familia” y se trataba de perros grandes, con fuerte estructura y orejas erguidas que les hacía parecer más fieros (como ahora vaya), sus patas semejaban a las de un felino de grandes dimensiones, algo que intuyo les proporcionaba agilidad. ¿Quién más ágil que un felino? Sus fuertes colmillos impresionaban, por supuesto y el hecho de atarlos corto aumentaba su agresividad. Se les cuidaba y alimentaba bien pero en base a su función vivían cautivos.

Para la guerra se usaban los molosos descendientes de los dogos mesopotámicos, grandes bababus de aspecto imponente con funciones de defensa y ataque y algo más cruel, la de emisarios, digo cruel porque su final era bastante cruento: se metía el mensaje en cuestión en tubos de cobre que hacían ingerir al can y una vez llegado a su destino… se le sacaba de forma no muy agradable. Un bababu menos por cada misión cumplida.

En los festejos del circo romano el Canis Pugnacis tuvo todo su apogeo siendo el utilizado para las peleas del circo por su poderosa y férrea mandíbula que una vez cogida la presa, no la soltaba. Recibían todos los honores que el gladiador al que acompañaban.

De este canis salieron en Inglaterra el Bulldog, en Francia el dogo de Burdeos y en Alemania el Gran Danés. Grandes perros todos ellos.

En la antigua Roma, Eliano ensalzó la virtud de los bababus bajo la noble pretensión de demostrar al mundo que los animales en general y en concreto los canes, poseíamos la capacidad de tener sentimientos elevados, incluso más elevados que el propio humanis. ¿Cuántas veces habré oído que soy más humano que un humano, que somos más nobles, más fieles…?

Eliano, quería demostrar que éramos un gran ejemplo a seguir moralmente. También éramos los bababus símbolo de protección supersticiosa: el Cave Canem ubicado en las puertas y entradas de las casas latinas no era solo una advertencia sobre perros guardianes: espantábamos el mal. Como los chinos al parecer los enemigos de Idefix gustaban de poner sangre babuna en el umbral para protegerse sobre todo de los espíritus no benignos.

Entre Grecia y Roma no hubo demasiada evolución canina, más o menos una y otra civilización se comportaba de igual manera hacia nosotros y nosostros hacia ellos.

Lo más destacable era la importancia en combates y conflictos bélicos donde los bababus hacían gala de su fortaleza, su rabia y su ferocidad. El uso para los combates bélicos o de cariz ocioso como las peleas entre bababus o gladiadores con bababu era frecuente y extendido.

Otro Imperio que cae mientras los bababus seguimos nuestro camino, con la caida de Roma llegamos a la Edad Media... pero hace mucho calor, lo dejamos para mañana.
 
Saludos peludos.

B.B.

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