miércoles, 3 de julio de 2013

ENTRE LOBOS


Resulta un tanto confuso hallar el camino que siguió la evolución canina. Mi trufa de beagle encuetra diferentes rastros, asi que me quedaré con el que parece gozar de una mayor aceptación:  procedencia directa (para algunos somos una subespecie) del canis lupus, que a su vez fue el resultado de años y millones de años de evolución del Tomarctus, ese animalillo prehistórico con aspecto de cánido aunque en versión antigua que ya mencioné anteriormente. De él se originó la familia Canidae del que surgieron el Canis lupus (lobo), el  Canis aureus (chacal) y el Canis latrans (coyote).

La verdad es que el temita es amplio, más que todo esto, pero hay que abreviar y aunque me gustaría ahondar más en la gran familia canidae, me quedo con la que nos atañe que es el canis lupus. Nos acercamos con el directamente al canis familiaris y dejamos, al menos de momento al resto de canis.

El salto de lobo a perro no fue de un día para otro, por supuesto pasaron años y miles, que no millones, de años hasta que la evolución dio paso al perro doméstico. Sin duda, la evolución de los bababus ha sido de las mas rápidas a juzgar por los largos periodos que se tomaron sus antecesores. ¿Tendrá algo que ver la mano del homo sapiens?

Los estudiosos del tema dicen que lupus y familiaris nos parecemos bastante; compartimos manías y costumbres como la de escarbar en el suelo para esconder la comida (doy fe, juro y perjuro que yo no escarbo para esconder comida, si acaso para buscarla, la comida se come, no se entierra, pero es algo personal). También compartimos el gusto por esconder nuestras micciones o excrementos bajo un poco de tierra que levantamos con las patas traseras… bueno eso tampoco es cierto porque nuestros amitos lo hacen por nosotros. Ellos, recogen nuestras deposiciones. Pero si, a veces mi instinto me dice que haga eso de rascar el suelo para esconder mi rastro. Pienso que los humanos creen que nos limpiamos las patas… 
     
                                                                                             
                       

El canis lupus y los canis no lupus giramos sobre nuestro cuerpo, nos gusta dar vueltas antes de acostarnos. La gestación tiene la misma duración, sobre dos meses y compartimos el mismo número de cromosomas que son ni más ni menos que 78, algo que facilita que podamos tener cachorros loboperro muy chulos, algo que tampoco esta de moda actualmente pero si, somos genéticamente compatibles.
 
Por supuesto que cuando se nos cabrea torcemos el morro y enseñamos con gusto parte de nuestra dentición… que por cierto cambiamos con la misma edad de leche a permanente que nuestros parientes lobunos. Y nuestras encías también muestran una dentición muy similar a la de los lobos, sobre todo en razas grandes.
 
                        

Gruñimos, ladramos, aullamos… si, de forma parecida. Yo gruño poco porque me da igual todo la verdad y lo de ladrar y aullar pues tampoco me priva demasiado. Soy un can de pocos ladridos… pero tengo canifriends que no cesan de expresar sus emociones e inquietudes de forma sonora.

Otra cosa que tenemos en común es el tipo de enfermedades que padecemos: moquillo, leptopirosis, rabia, hepatitis, infestación por inquilinos ajenos (léase enfermedades parasitarias)… Ahora me surge una pregunta ¿padecen los lobos alergia a los ácaros?

 
Lo que sí está claro es que la mano del hombre ha tenido mucho que ver en la evolución del perro una vez apareció. El lobo conserva su aspecto desde hace milenios, en tanto que las razas caninas han ido adaptándose a las querencias del ser humano. Nuestra crianza ha sido encaminada para satisfacer ciertas y variadas necesidades. Se han ido adaptando a los canis familiaris para realizar todo tipo de tareas: desde la guerra, guardia y protección hasta el cuidado de los rebaños, pasando por la ayuda a personas con discapacidad o la simple compañía. Nos hemos ido adaptando a la climatología de cada parte del planeta, a las temperaturas extremas, a los vientos, las precipitaciones, las diferentes áreas geográficas… si es que los perros somos la caña.

 
Bueno de momento me quedo aquí… con la última adaptación posible… la evolución del canis familiaris al canis scriptor.

 
B.B.

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