Pasado el tiempo el rol canino
ha permanecido inalterable en algunos aspectos, sin embargo la aceptación en
sociedad como la conocemos hoy se inició en el siglo equis uve y equis uve
palito (XV-XVI), esa época conocida como el Renacimiento.
Exactamente eso fue: un renacer
humano que comenzó a tener otra conciencia de sí mismo y su entorno. No solo el
arte en todos sus aspectos tuvo una nueva concepción, el humanismo tocó en
la mentalidad de la sociedad y aunque fue un proceso lento y paulatino, los
bababus acabaron por entrar de lleno en esa sociedad que se elevaba a sí misma.
Los bababus empiezan a cobrar
protagonismo y es a través del mismo arte renacentista que se acercan canis y humanis retratados a un tiempo en un mismo lienzo por los mejores artistas de la época.
Ya en el siglo equis palito
palito (XII) se buscan reflejos del dueño en su bababu y viceversa;
asociándose este parecido a los pequeños bababus falderos de los que se
acompañaban las féminas y asociandose los grandes y fuertes bababus a los atributos de la masculinidad.
Tras la Edad Media las clases más
privilegiadas de la sociedad francesa adoptaban una postura de mimo y
consentimiento hacia sus bababus de compañía. A estos se les concedían
privilegios tales como llevarlos de paseo por las calles de la ciudad para que
gastaran su uñas. Algo que hoy día es obligatorio cuando acoges un bababu, antaño era un privilegio del que gozaban unos pocos.
Al margen de los bababus muy
solicitados, como no, para la caza, se incluyeron en las clases altas a los
bababus de raza pequeña que elevaba el estatus social de sus poseedores. Estos
a su vez, les colmaban como ya he mencionado, de los mejores cuidados. Las damas lucían
orgullosas a sus bichones y se retrataban junto a ellos haciendolos aparecer siempre
acomodados en sillones o grandes almohadas.
El bababu representaba ya
firmemente los valores que aun hoy se nos atribuyen: fidelidad y templanza a
los que se asociaba también el estatus social de la burguesia renacentista.
Se exhibían con gusto y
orgullo. Notables artistas como Tiziano se encargaban de retratarlos de forma
totalmente detallista junto a sus dueños sin destacar uno sobre otro.
A través del arte se pretende
acercar al bababu al contexto familiar que lo alejaba de los imaginarios y el
simbolismo que a veces dotaba al bababu de un aura negativa.
Los canis empiezan a
considerarse bababus. Se aleja el ideal de perro violento y agresivo utilizado
en guerras y peleas y se persigue la fidelidad y el cariño que puede ofrecer
sin condiciones.
No obstante los canis seguían
usándose para la caza y tuvieron gran protagonismo durante la Conquista de América
donde seguían acompañando a los conquistadores para ser utilizados en la caza
mayor que permitía su supervivencia en el nuevo continente.
También hubo vilezas por parte
humana usando al can en los aperreamientos llevados a cabo durante la conquista
aunque por fortuna, paulatinamente se nos fue alejando de esos roles en los que se utilizaban canes para castigar a otros humanos de forma violenta y cruel.
En esta época empieza a
existir constancia de las razas con nombre propio: bichones, Papillón,
caniches… entre las damas de la burguesía; o galgos y sabuesos para los señores
que iban de caza. El Carlino fue importado de china, el Schnauzer fue originado
en Alemania… y así en poco tiempo el bababu fue teniendo su lugar y su familia
propia.
Siendo esto así, mi paseo por
los siglos y los miles y millones de años termina en esta etapa. Me toca renacer y
ahora mi trufa de Beagle nos llevará por la historia a través de las razas y no
al revés como ha hecho hasta ahora.
Mientras mis amigos bababus me
informan sobre sus propias características, gustos y temperamento, dedicaré mis ladridos a otras
informaciones perrunas que los humanis deberíais tener en cuenta.
Saludos peludos!
B.B.

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