Clasificado por la FCI en el grupo 9, bababus de compañía, sección 8,
Spaniel Japoneses y pekineses, número 207.
Popular en todo el mundo, con una de las historias más ricas en lo que a
bababus se refiere, el Pekinés es uno de los bababus más apreciados. En la
China Imperial, su crianza se llevaba a cabo de forma minuciosa y fue durante
siglos el más apreciado entre los
soberanos que los mantenían en sus palacios alejados del resto de bababus.
Los que residían en palacio presentaban como era lógico, una calidad mayor
que los que pertenecían al pueblo llano, que a su vez, eran de mayor tamaño y
de aspecto más recio que los refinados de la corte. Utilizados como regalo para
otras casas reales de oriente y aceptados como un privilegio, los bababus
pekineses cedieron, genéticamente
hablando, parte de sus características a otras razas orientales como el Chin Japonés,
el Carlino (del que ya ladré la semana pasada), el Tibetan Spaniel o el Bababu
Happa (bababu debajo de la mesa), que es como un Pekinés de pelo corto.
Actualmente estas razas guardan relación y aunque a partir de la Edad Media se fueron desligando, el
parecido es más que obvio.
Según la tradición, estos eran bababus estrictamente reales, por esa razón,
las mismas costumbres que impedían al pueblo llano mirar al emperador,
prohibían mirar al bababu Pekinés.
En el arte chino, tanto el Pekinés como el Carlino tenían un lugar de
privilegio. Milenios antes de la era cristiana, ya aparecían en esculturas de
bronce y más tarde, los Pekineses y Carlinos de porcelana y cerámica estaban de
actualidad.
Posteriormente, en los siglos equis uve palito palito (XVII) y equis uve
palito palito palito (XVIII) los artistas chinos se encargaban de retratar a
los bababus de palacio, dejando un claro registro de los bababus que pasaban
por la corte.
Para mantener el tamaño de los bababus en miniatura, capaces de ser
transportados en una manga, se recurría al uso de fármacos y otra serie de
artimañas que frenaran su crecimiento. Sin embargo la princesa Tzu Hsi, mas
tarde emperatriz y gran amante de los animales, decidió dar fin a esos
“experimentos” y cedió su tiempo a la cría selectiva, dando como resultado el Pekinés
de la actualidad.
Tras la “Guerra de la Flecha” librada en 1860 por chinos y occidentales, y
debido al desalojo de la casa imperial de Pekín donde fueron olvidados cinco
pekineses en el palacio de verano. Estos ejemplares encontrados por las tropas
británicas, fueron llevados a Gran Bretaña, entregándose a la reina Victoria un
ejemplar que viajó en la gorra de un oficial debido a su excepcional pequeño
tamaño. Rebautizada como Looty, quedo al cuidado de la reina hasta su muerte en
1872.
Otros dos ejemplares fueron regalados a la duquesa de Wellington, en
Strathfieldsayed donde se mantuvo viva la raza. Los dos que quedaron, de tamaño
más pequeño, dieron origen a la línea Goodwood. Este ya era un criadero famoso,
instituido en 1787, alojaba a las conocidas jaurías de Foxhound utilizadas para
la caza.
A finales del siglo equis palito equis (XX) y principios del equis equis
(XX) la raza crecía en número y se hacía muy popular en Inglaterra.
En Estados Unidos, la hija de Roosevelt recibió de parte de la emperatriz
Tzu Hsi un pequeño Pekinés negro. Así como ofrendo a otras damas importantes
del país con ejemplares de su adorado bababu.
Fue en 1901 cuando se presento el primer Pekinés en exhibición; a partir de
1906 la popularidad empezó a aumentar y se iniciaron las inscripciones en el
Kennel Club. No obstante, a la hora de importar bababus pekineses, los
estadounidenses miraban mas a Gran Bretaña que a la propia China.
Actualmente todo el mundo reconoce al Pekinés y su peculiar cara de mono peludo.
Sigue siendo muy popular a lo largo y ancho del globo y compiten en todos los
certámenes posibles, haciéndose con numerosos galardones.
Su carácter es peculiar como su aspecto, leales y valientes a pesar de ser
pequeños, independientes y reservados con los extraños. Poseen una tendencia a
ser agresivos con otros bababus y animales en contraste con su lealtad a los
dueños. Conviene socializarlos muy bien desde cachorros y dejarles conocer a
otros bababus y personas para que no sean tan ariscos. Aun así, se trata de una
raza reservada y poco sociable, algo que sus propietarios deben tener en cuenta
al adquirirlo.
Son tercos y difíciles de entrenar, debe ser que conservan la arrogancia
concedida por su pasado imperial. Ideales para personas mayores o
sedentarias ya que no toleran ni soportan el ejercicio, por carácter más que
por otra cosa, y poco conveniente para familias con niños pues son bastante
raritos y poco amigos de las familias felices.
En cuanto a sus cuidados, lo que más atención requiere es su pelaje. Suelen
gozar de buena salud y no padecer enfermedades hereditarias. Los males más
comunes afectan a sus ojos, la piel que puede presentar dermatitis, problemas
respiratorios como cualquier raza braquicéfala, y lesiones de espalda o
luxación patelar también pueden afectarles en algún momento.
Hasta aquí el rastreo de hoy, sigo a mi trufa de Beagle a ver donde me lleva y os dejo el estándar en otra página.
Saludos peludos!!!
B.B.
Hasta aquí el rastreo de hoy, sigo a mi trufa de Beagle a ver donde me lleva y os dejo el estándar en otra página.
Saludos peludos!!!
B.B.

Muchas gracias amigo Jesus, a la jefa tampoco le simpatizan en extremiss pero cada bababu es un mundo y todos merecemos una oportunidad. Ya sabes que los Beagle no tenemos tampoco muy buena fama...
ResponderEliminarSaludos peludos!!